Estudiando la ruta

Estudiando la ruta
Expedición Licancabur

lunes, 23 de junio de 2008

Esquí y randoné

Aquellos que randonean podrán entender mi alegría por haber echo la ruta hasta Garganta del Diablo por primera vez con rando. Con mi amigo Hugo decidimos conseguirnos equipos con amigos socios del Club Andino Nevados de Chillán y además aprovechar de aprender a esquiar, todo un desafío porque seríamos practicamente autodidactas.

Llegando a Las Trancas (6 kms antes de Las Termas) comenzamos a "hacer dedo" o "autostop" (jajaja) y una vez en las canchas comenzó el festival del porrazo.

Poco a poco íbamos aprendiendo a pararnos sobre los esquis, a doblar, a "frenar" y a caernos, que igual debes saber como caer para no terminar todo quebrado. Logramos ubicar a nuestro amigo Carlos quien es Instructor en "Nevados de Chillán" y después de unos pocos consejos y de un improvisado almuerzo, seguimos con el festival.

Así, el sol poco a poco iba bajando y llegaba el momento de colocar las pieles y comenzar a randonear.

El ascenso comenzaba por Las Tres Marías Bosque, parte baja de la pista mas larga de sudamérica (me imagino que aún lo será) y hasta salir del bosque no hubieron mayores problemas. Era genial sentir como se deslizaban las tablas por sobre la nieve y como ascendias sin hacer mayores esfuerzos. Sin duda con el rando disfrutas la montaña de una manera distinta.
Pero de pronto, nos dimos cuenta que todo estaba muy oscuro y nuestros puntos de referencia no los veíamos... aunque recién nos dimos cuenta de eso cuando en un momento quedamos encerrados en un pequeño "cajón" con rocas a ambos lados y ninguno de los 2 (Hugo) recordaba esa parte. Empezamos a buscar donde nos habíamos equivocado. Recorrimos, subimos, bajamos, retrocedimos, nos encontramos con nuestras mismas huellas y de pronto un lugar mas reconocible y de ahí como flecha hasta el refugio de Garganta del Diablo.
Después de comer y recuperar energías, llega el momento de ir a tomar fotos. La luna asomaba especctacular y todo se veía mucho mas claro.

En la noche, el viento amenazaba con llevarse todo. Desperté varias veces (incluso pequeñas patitas corriendo se sentían). En la mañana, una suave nevazón nos acompañó en el descenso, no exento de complicaciones. Varias (muchísimas) caídas fueron la tónica tooooodo el tiempo hasta llegar a las canchas de novicios.
Ahí, dejamos las mochilas a un lado y continuamos esquiando. Notamos un avance en comparación al día anterior, lo que nos dejó muy contentos hasta que la lluvia se hace presente y comenzamos el regreso a casa con la satisfacción de haber aprendido y vivido cosas nuevas como montañistas.

domingo, 8 de junio de 2008

Volcán San José (recuerdo de una aventura)

Nuestro viaje desde un comienzo no fue fácil. Era nuestra primera experiencia en altura, nuestro primer gran cerro, el primer 5 mil que enfrentábamos y al cual íbamos solos. Hubo que documentarse, aprender la ruta, ver la locomoción, alojamiento, comida… fue un poco difícil conseguir todo, pero contamos con la ayuda de buenos amigos que nos facilitaron las cosas. Y así llegó el momento en que tuvimos que partir.

El día 25 de enero, después de haber pasado por Rengo, Rancagua y Santiago, llegamos al Paradero 14 de Vicuña Mackena donde tomamos un TurMaipo, el cual nos llevaría hasta Baños Morales. Desde ahí caminaríamos hasta el Cabrerío, sin embargo, una camioneta nos ve y se detiene inmediatamente para llevarnos. Eran unos tipos con una pinta de escaladores que no se la podían. (Como si adivinaran, mientras caminábamos unas niñas nos dicen “llevan paragüas?? Porque va a llover” presagiando que esas nubes que tapaban el volcán nos mojarían mas adelante).


Llegamos a Cabrerío y comenzamos a caminar. Nos equivocamos en el comienzo, pero un caballero que iba hacia el Marmolejo nos orientó y logramos rodear sin problemas el Morro Negro hasta llegar a el gran Valle de la Engorda.

El volcán San José se asomaba tímido entre las nubes, mostrando sus inmensas laderas blancas, recién cubiertas de nieve, sin embargo las nubes nos amenazaron durante todo el acercamiento. Cruzando el valle aparecieron los esteros que había que saltar y ahí el peso de mi mochila comenzaba a desgastarme. Llegamos al pie de la quebrada sur, lugar donde paramos a hidratarnos, comer un poco y ver bien la ruta la cual estaba muy marcada. Tomamos las mochilas y continuamos subiendo. La quebrada traía muy poca agua comparada con las fotos que habíamos visto y cuando íbamos mas o menos en la mitad comienza a chispear. Unas pocas gotas, pero bastante grandes. Por instantes daba la impresión que quedaríamos empapados, pero luego asomaba el sol y todo parecía mejorar.

Una vez que subimos la quebrada yo iba muy fatigado y no aguanto más y vomito. Aunque me sentí un poco mejor después de eso de todas maneras iba débil. Llegamos a Plantat en el momento preciso que comienza a llover. Alcanzamos a cambiarnos ropa, ordenar un poco y entrar. Curiosamente no había nadie más en el popular refugio. Ya estábamos a 3130 mts. y para todos sería nuestra primera noche sobre la cota de los 3 mil mts.
Estando en Plantat, aprovechamos de conversar, de comer y de hacer una pequeña celebración a Carlos quien ese día cumplió 24 años. Yo me volví a sentir mal, después de haber comido un poco y vomité nuevamente. Ya tendría que pensar muy bien si seguía subiendo al otro día, me sentía débil y con el estómago un poco revuelto. Desde ahí me estabilicé y compartimos como un grupo muy unido al interior del refugio. Era todo el refugio para nosotros y nos reímos, aprovechamos los juegos que había al interior y planificamos el día siguiente. Yo tomaría la decisión a última hora. Hugo, Carlos y Javier comenzaron a ordenar sus cosas pensando en una reestructuración.
A las 6 AM del 26 de enero nos levantamos y no me sentía para nada bien, así que ellos 3 deciden continuar solos. GPS en mano marcamos algunos waypoints (zona de agua, C1 y C2) y con una intensa niebla, los muchachos comienzan el ascenso. Ya eran las 8 AM.


(Relato de Javier, desde Plantat a 4100msnm, 26 de enero)
Caminamos a paso lento, pero constante para que no nos afectara la altura. Programamos el reloj para que sonara cada 30 y 45 minutos para hidratarnos y comer algo y así durante las 4 horas aproximadas que caminamos. A eso de las 12 del día se volvió a cubrir con una niebla y un poco de viento así que decidimos esperar un poco para poder continuar, pero poco a poco se tapó más y comenzó a caer una intensa nevazón. Estábamos en la duda sobre armar o no el campamento. Ya habíamos pasado Las Lajas, nos encontrábamos a 3700 msnm aprox. Esperamos unos 15 minutos sentados detrás de una roca donde analizamos la situación y decidimos armar el campamento en esa parte ya que había agua (corría un pequeño canal cerca). Si despejaba continuaríamos con el ascenso, pero en busca de la ruta para ganar algo de altura para después volver al campamento, pero eso no sucedió. Continuó nevando y estuvimos encerrados hasta las 8 PM, momento en el cual nos dimos cuenta que estaba todo blanco y presenciamos un atardecer maravilloso. Luego nos comunicamos con Jorge por radio, para decirle que decidíamos dejar la cumbre de lado por falta de tiempo, no nos íbamos a poder aclimatar bien ya que pensábamos hacer cumbre el día lunes y bajar ese mismo día al refugio porque el día martes, por el pronóstico que manejábamos, el tiempo iba a estar muy malo. Así que preferimos no arriesgarnos.

(Relato de Jorge, desde Plantat)

Ya en pié, tomé desayuno y después de comunicarme por radio con los muchachos decidí ir al San Josesito, de 3270msnm y que está a un costado del refugio. Cuando subía, vi que 2 personas llegaban al refugio. Llegando a la cumbre comienza a precipitar agua-nieve y decido bajar. Una vez de vuelta, dos montañistas de Santiago trataban de convencerse sobre si continuaban subiendo o no. Finalmente me invitan a que los acompañe a hacer un trekking hasta la zona de Las Lajas, lugar donde apenas teníamos unos metros de visibilidad, comienza a nevar muy fuerte y nos vemos en la obligación de bajar. Me comunico por radio con Hugo quien me informa que están todos bien y esperarán a que pase la tormenta.

Ya en Plantat había llegado más gente, algunos foreros de tricúspide con quienes hablábamos y otros fotologueros. La gran mayoría iba a hacer la travesía San José-Marmolejo, pero iban a esperar en Plantat a que pasara la intensa lluvia que se dejaba caer en ese momento.
Aunque parezca curioso, hasta ese momento no habíamos logrado ver el volcán.

(Relato de Javier, camino a los 4000mts).
El día domingo 27 de enero solamente quisimos conseguir altura, nuestra intención era pasar los 4 mil msnm y ver como nos sentíamos. Nos levantamos como las 6 AM y nos comunicamos con Jorge para explicarle lo que íbamos a hacer. En ese instante pasaron un par de amigos de Santiago que intentarían la cumbre del volcán. Llevaban un ritmo envidiable.
Esa mañana hacia mucho frió y la carpa amaneció con una considerable campa de hielo. Partimos a eso de las 7 AM del domingo y aprovechamos de seguir la huella de los amigos de Santiago que habían pasado antes. Tomamos la decisión de caminar hasta las 10 de la mañana a un paso lento y constante, ya que nos preocupaba que se volviera a tapar como el día anterior, hidratándonos cada 30 minutos. A las 9:30 AM alcanzamos los 4126 msnm, lugar donde comenzaban a aparecer pequeños penitentes. Descansamos y pudimos apreciar el hermoso paisaje, tomar fotografías, descansar y luego de 30 minutos regresamos. Nos sentimos muy bien físicamente, solamente a Hugo le dolía un poco la cabeza. Comenzando a bajar también me dolió la cabeza y aumentaba cada vez más. En el descenso nos encontramos con distintos grupos que se dirigían al C1, gente de Santiago, Rancagua y Talca. Nos comunicamos con Jorge quien ya estaba por llegar al campamento, ahí nos juntaríamos y descenderíamos juntos a Plantat.

(Relato de Jorge, desde los 3800 hasta el regreso)
El día domingo, ya enterado que Javier, Hugo y Carlos habían decidido bajar, me integro a uno de los grupos que saldrían a hacer trekking para llegar, al menos, al sector donde estaba la carpa de mis amigos. Salimos a las 8 AM del refugio. En una caminata bastante liviana, avanzamos rápido, fuimos tomando fotografías y por fin contemplando el volcán San José en todo su esplendor. Fue en ese momento donde me di cuenta del gran desafío que es subir un volcán así. Las dimensiones son incomparables con los cerros que estamos acostumbrados a ver en esta zona. La majestuosidad de esas cascadas de hielo, los inmensos glaciares y el estar rodeado de cerros con 4 mil o 5 mil mts. de altura. Así, entre tanto asombro, llegamos a la carpa y por radio los muchachos me informan que ya vienen bajando. Con Sergio y Cristian (mis cordadas circunstanciales en ese momento) decidimos subir un poco más y a los 3800 mts. aprox. nos volvemos a reunir. Bajamos al campamento y mientras preparábamos las mochilas para bajar comenzamos a sentir los rigores de la altura: unos pocos mareos al hacer movimientos bruscos y dolores de cabeza.

Estando todo listo comenzamos a bajar hasta Plantat. Ya en el refugio, todos los malestares pasan y solo queda disfrutar. Aprovechamos de bañarnos en la lagunita afuera del refugio, comer, fotografiar y volvimos al San Josesito, el cerro de los picados. Hermosa la vista desde esa cumbre, que de alguna forma utilizamos para consolarnos por nuestro “fracaso” ante el San José.

Luego de comer y gestionar el transporte para el regreso, descansamos. Observamos un hermoso atardecer, el único en el que el volcán se dejó ver imponente y poderoso. Volvimos a subir al San Josesito para ver el atardecer.

En la noche, cocinamos afuera del refugio contemplando una espectacular tormenta eléctrica en la cumbre del volcán, donde solo lográbamos ver los destellos silenciosos de relámpagos cercanos en una noche completamente despejada. Luego a dormir y preparar el regreso a casa.
A las 8 AM del lunes 28 de enero comenzamos a bajar. Una agradable mañana nos despide, donde tenemos la posibilidad de apreciar el volcán completamente despejado. El valle de La Engorda se despliega frente a nosotros con sus múltiples canales, después el puente que no pudimos encontrar cuando llegamos, luego el Morro Negro y finalmente el Cabrerío, donde está la camioneta que nos trasladaría hasta Santiago.
Observamos hacia atrás y vemos el volcán San José como una escuela, donde aprendimos mucho, conocimos muy buenas personas y lo mejor de todo que logramos funcionar como un grupo, coordinándonos en todo momento y actuando de acuerdo a lo que encontrábamos más seguro. Y como no conseguimos la cumbre, esperamos volver pronto, más decididos y con más experiencia sobre nuestros hombros para lograr ese tremendo desafío.
Es necesario, por supuesto, agradecer a Dios y a todos aquellos que nos ayudaron a realizar esta expedición. Desde nuestra ciudad hasta llegar a Santiago hubo personas que desinteresadamente nos ayudaron, facilitándonos desde equipo hasta alojamientos. Sin todos ellos no habría sido posible ni siquiera salir de Chillán.

Y de todas formas, el cerro no se moverá de ahí.
¡¡Gracias totales!!

viernes, 6 de junio de 2008

Las Bravas


Cuando comenzé a subir cerros, hace como 2 años y medio, siempre nos hablaron del cerro Las Bravas. Si bien su altura no la conozco exacta (son poco más de 2 mil metros) siempre me llamó la atención por todo lo que decían de él. Ubicado frente al Valle Las Trancas y dominando todo ese valle y además el Valle de Atacalco, es un cerro que se destaca por su forma y su corona de rocas.

El viaje se inició por una invitación que nos hizo la RAUDEC. Asistimos 3 externos a la U de Conce, Vivi y Hugo (de MONTUBB) y yo. La hora de salida ya era un desafío, a las 5:30 AM debíamos estar en la garita de la Universidad.

En un minibus, unos 25 entusiastas montañistas nos dirigíamos al cerro. Justo antes del puente Marchant (aprox en el kilómetro 70 camino a Las Termas) existe un desvío por un camino de tierra, aquí ya se comienza a caminar. El sol ya alumbraba cuando el grupo comenzo a avanzar y a internarse en el bosque, primero siguiendo un sendero, pero después solo unas pequeñas marcas en los árboles nos guiaban entre el cerrado bosque.

El cerro se caracteriza por las falsas cumbres que me sorprendieron por lo engañadoras que llegan a ser. La idea era simplemente ir poniéndoselas como metas. En la primera falsa cumbre, un espectáculo nos deleito la vista. El Señor de los Andes, el Condor (mejor dicho 3) nos sorprendieron volando sobre nuestras cabezas. El espectáculo duró bastante tiempo, pero valió la pena estar todo ese rato moviéndonos de allá para acá persiguiendo a los cóndores.
Luego a continuar subiendo. El grupo era bastante unido, pese a lo distanciado que estuvimos en algunos momentos, siempre había preocupación por aquellos que por primera vez iban al cerro.

Desde la segunda falsa cumbre la nieve se hacía presente y la ruta se ponía un poco más dificil. En algunas partes la nieve estaba bastante dura por lo que debíamos seguir bien las huellas y pisar firme.

El profesor Acevedo habría la huella y nosotros lo seguíamos de cerca. Una pequeña canaleta nos llevaba a la cumbre, la cual se alcanzaba después de una pequeña pasada de roca, un poco peligrosa por lo resbaloso que estaba. Finalmente, la cumbre!!!!
La vista espectacular, los dos valles (Atacalco al sur y Las Trancas al norte) se extendían hermosos allá abajo. Las nubes comenzaban a aparecer junto con un poco de viento y frío, lo que indicaba que era momento para bajar. Eso, junto con la pequeña cumbre, que para que la disfrutaran todos debíamos estar solo un rato en ella.

El descenso fue relajado hasta que llegamos a la primera falsa cumbre. El grupo se comenzó a separar mucho, la luz ya se hacía poca y llegamos a la parte del bosque. Aquí el profesor Daniel Gonzalez abría la ruta y el resto seguíamos bien de cerca, sin embargo un grupo aún estaba muy arriba del cerro. Con los frontales como elementos escenciales dada la oscuridad que ya reinaba, avanzamos y avanzamos entre el bosque que cada vez se volvía mas tupido.

Finalmente, llegamos a la zona donde aparecía el camino y de ahí, solo caminar por él hasta llegar al bus que nos esperaba. La noche dominaba, la oscuridad reinaba.

Por último solo tuvimos que esperar la llegada del profe Acevedo con el último grupo, que por algunas dificultades con una niña se retrasaron, pero conocían bien la ruta y llegaron sin novedades.

Un buen cerro, sin duda invernal debe ser muy interesante. En el viaje de regreso el cuerpo pedía un "tuto" así que a pegar las pestañas noma.

Xauz

http://www.flickr.com/photos/sirbalthus